23. Cambio y Multicambio

La vida no es más que una sucesión rápida de cambios separados por periodos breves de relativa calma. Y aunque es cierto que cambiamos continuamente, la importancia y el calado de estos cambios es muy variable. De hecho, el cambio puede producirse a diferentes niveles.

El polifacético antropólogo y lingüista Gregory Bateson describió los denominados niveles lógicos que nos ayudan a comprender mejor los efectos que cualquier cambio ejerce en las personas. Los niveles lógicos se representan en forma de pirámide o de iceberg. A mi me gusta particularmente la representación del iceberg porque lleva implícita la idea de que únicamente los niveles más superficiales son visibles a todo el mundo mientras que (al igual que en un iceberg real) el resto de niveles quedan ocultos (sumergidos bajo el agua) a la vista de los demás. La siguiente figura muestra la distribución de niveles:


Contemplando la figura nos damos cuenta de que únicamente el entorno donde nos movemos y la conducta que adoptamos son visibles desde el exterior. Cada nivel responde a una pregunta: ¿Dónde? para el entorno, ¿qué? para la conducta, ¿cómo? para las capacidades, ¿por qué? para las creencias y los valores, ¿quién? para la identidad y ¿de qué formo parte? para el nivel de pertenencia denominado también traspersonal o espiritual.
Es interesante saber que cuando se produce un cambio en un nivel determinado, este cambio se puede transmitir a todos los niveles que quedan por encima generando un efecto dominó o de multicambio. Esta misma regla no se cumple sin embargo en sentido descendente. Por ejemplo, si yo tengo la creencia de que a partir de los 40 años no se puede empezar a aprender una lengua y hablarla con fluidez, y esta creencia cambia es posible que mi nueva creencia ("a partir de los 40 años sí que se puede aprender una nueva lengua y llegarla a hablar con fluidez") me permita adquirir nuevas capacidades (aprender una nueva lengua) que me permitirá adoptar nuevas conductas (optar a un mejor trabajo en una empresa extranjera) que a su vez me permitirá moverme en un entorno diferente (un país extranjero).
Cuando trabajo como coach y un cliente acude para que le ayude a gestionar su proceso de cambio personal siempre me pregunto si es mejor trabajar a nivel superficial o a un nivel más profundo. Casi siempre me inclino por ponerme la escafandra y bajar hasta las profundidades. El resultado vale la pena.

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